jueves, 6 de octubre de 2016

Interpretación de la maniobra de pivote mediante el uso de acelerómetros en pacientes que acuden a consulta ortopédica



Los ligamentos cruzados de la rodilla son dos estructuras ligamentosas localizadas dentro de la articulación que unen el fémur y la tibia para dar estabilidad sobre la dirección anteroposterior de un hueso sobre otro. El ligamento cruzado anterior (LCA) transcurre desde la parte posterior y lateral de la escotadura intercondílea del fémur hasta la inserción anteromedial en la tibia. Pasa por delante del ligamento cruzado posterior que discurre de forma contraria, desde la parte anterior y medial de la escotadura femoral hacia la región posterior de la tibia. Su función básica es la correcta movilidad de la rodilla y su forma más común de lesión es mediante una rotación provocada en algún deporte en el que se implique algún giro con el pie apoyado sobre el suelo, cualquier deporte de contacto o alguna lesión accidental en la que ocurra un contacto directo sobre la rodilla o algún apoyo brusco del pie en el suelo.
Por lo general, se produce una rotura completa del ligamento, lo que determina una pérdida de la función de estabilización para algunos movimientos. Con frecuencia, esta rotura se acompaña con la lesión del ligamento colateral medial como esguinces, lesiones meniscales o contusiones cartilaginosas.
En la historia clínica, el paciente refiere por lo general una caída con dolor en la rodilla que le impide continuar con el ejercicio o actividad que estaba realizando. Comúnmente, dice haber escuchado un chasquido, lo que apunta a la rotura de dicha estructura. Al momento de la revisión médica, suele haber una inflamación dolorosa de la articulación con aumento de volumen y se podría obtener una hemartrosis de diferentes capacidades.
Para determinar la lesión del LCA, se recurre a maniobras y métodos de diagnóstico por imagen para llegar a su confirmación.
Dentro de las pruebas que se realizan se encuentran las siguientes:

  • Prueba de Lachman: Se lleva a cabo con el sujeto en decúbito supino, con la rodilla en flexión de 20-30° . No hay rotación; se estabiliza el fémur con una mano y con la otra se aplica una fuerza con dirección anterior sobre la tibia. Se debe comprobar el desplazamiento entre ambos huesos.
  • Prueba de cajón: Se realiza con la rodilla en flexión de 90°, la cadera en 45° y el pie fijo. Se debe aplicar fuerza al realizar un movimiento de tracción anterior.
  • Prueba de pivote: con la rodilla en completa extensión, se aplica valgo y una rotación medial, se flexiona la rodilla y, posteriormente, se lleva a extensión completa de nuevo. En caso de un LCA roto, se puede percibir un chasquido característico.


Para conocer más sobre esta investigación, visita este link:
http://www.medigraphic.com/pdfs/ortope/or-2015/or153g.pdf

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